
El editor, escritor y librero Álvaro Castillo Granada lleva 33 años al frente de San Librario, en Bogotá, una librería de viejo que ocupa un espacio reducidísimo con miles de libros forrando las paredes y creando columnas imposibles hasta el techo. Castillo resume el momento actual de la literatura colombiana como “un archipiélago gigantesco de autores en el que uno puede ir, como de isla en isla, saltando”. Sin modas, ni escuelas. Como un totum revolutum “fascinante”, en el que varias generaciones coexisten, se han encontrado y se leen entre sí.
Algo parece haber brotado de la tierra. El acuerdo de paz con las FARC en 2016 abrió el deseo de repensar una nación que había sufrido una guerra soterrada. De esa cicatriz profunda han surgido y surgen centenares de títulos que siguen dando cuerpo a la literatura colombiana. Seguir leyendo