
Para muchas personas trasladarse a un nuevo país significa abrir un mundo de posibilidades, pero también requiere de un proceso de adaptación que no es necesariamente sencillo. Si buscas que la experiencia de familiarizarte con el nuevo entorno sea positiva, ten presente los siguientes aspectos:
- Abrirte a la gastronomía local
La comida es cultura, y una de las mejores maneras de conocer un nuevo país es a través de las delicias locales. Por eso, resiste la atracción de las recetas conocidas y las cadenas de restaurantes y haz un esfuerzo por comer como los habitantes de tu nuevo hogar. Si te gusta cocinar, visita los mercados locales y abastécete de los ingredientes desconocidos que definen la cocina del lugar que ahora habitas y ponte creativo en la cocina. No hace falta que renuncies por completo a tus platos favoritos, sino que diversifiques y descubras algunos nuevos.
Además, cuando te ofrezcan comida local, en lugar de preguntar, con cara de extrañeza, “¿qué es eso?”, intenta un ” ¿por qué no?, vamos a probar”. Esta actitud abierta te ayudará a integrarte, además descubrirás nuevos sabores y seguramente ampliarás tu lista de platos preferidos.
- Salir y socializar
Conocer gente puede ser difícil, independientemente del lugar en el que vivas, y puede resultar aún más intimidante después de mudarte a un nuevo país. Sin embargo, es una parte crucial de la adaptación a un entorno desconocido. Por eso, trata de conocer a tus vecinos, únete a algunas comunidades online, asiste a eventos locales, clubes, clases o reuniones sociales; inicia conversaciones amistosas en parques y cafeterías. Probablemente te sentirás intimidado o incómodo al comienzo, pero te será más difícil aclimatarte si te sientes solo.
Es normal que al comienzo recurras a los grupos de expatriados o connacionales, pues son personas que han pasado por retos similares, por el choque cultural, por las mismas emociones que estás viviendo ahora, y es muy probable que te entiendan y simpaticen contigo. Sin embargo, evita que tu vida social se reduzca a estos círculos cómodos; recuerda que socializar y establecer relaciones con los lugareños también puede ayudarte para dominar el idioma, conocer qué es socialmente aceptable e inaceptable, los símbolos, tradiciones y cultura del nuevo país, al igual que para sentirte parte del mismo.
Si te mudas al extranjero con tu familia, ten en cuenta que tus hijos pueden tardar unas semanas en hacer amigos. Mientras tanto, para evitar que se sientan aislados, puedes organizar visitas a las atracciones cercanas o a clubes deportivos.
En el proceso de buscar tu lugar en un nuevo mundo también puedes recurrir al voluntariado, pues es una oportunidad fantástica para conocer gente nueva, aprender sobre los temas que importan allí y sentirte conectado con tu nueva comunidad. Si el idioma es una barrera para ti, considera incluso la posibilidad de ofrecerte como voluntario para enseñar tu lengua materna.
- Mantener el contacto con tu familia y amigos
Durante el proceso de integración a tu nueva vida no deberías descuidar el contacto con tu red de apoyo en casa. Por eso, trata de encontrar el balance entre tu anterior vida y la actual. Ten presente que tu familia y seres queridos, esos que están en tu país de origen son tu columna vertebral, tu red de apoyo independientemente de dónde vivas, pero así mismo, recuerda que disfrutar de la vida en el momento presente es esencial, porque estás justo en el período en que creces, aprendes a ser independiente, construyes nuevas amistades, tienes experiencias diferentes y construyes tu nuevo hogar. Así que esfuérzate por mantener el contacto a distancia, pero también dedica tiempo a la gente de tu nuevo círculo local.
- Darte tiempo
Pasar de un país a otro –independientemente de la edad, la juventud, la cercanía, la distancia, la similitud o la diferencia de las culturas- es una gran tarea y lleva tiempo adaptarse y reorientarse.
El cambio drástico de entorno, estilo de vida y cultura puede ser una experiencia chocante y provocar a menudo sentimientos de aislamiento que, en casos graves, pueden desembocar incluso en una depresión. Por eso es muy importante que cuides de tu salud mental.
Adaptarte a un nuevo país es un ciclo que depende de factores como la preparación, el tiempo y las redes de apoyo, y cada uno pasa por la transición a su propio ritmo. Algunos días podrás sentirte abierto y curioso por probar cosas nuevas; otros días puedes sentirte nostálgico y solitario. Pero debes saber que estos sentimientos son normales y forman parte del viaje.
Por eso es clave asumir que la adaptación no se producirá de la noche a la mañana, de hecho, algunas investigaciones indican que el expatriado o migrante medio tarda entre uno y dos años en sentirse significativamente integrado en el extranjero. Así que sé paciente, date tiempo.
Mientras tanto, intenta no comparar ni juzgar todo por cómo eran las cosas y/o personas en casa, pues las comparaciones suelen provocar decepción e incluso frustración. Abraza los horarios y las rutinas de tu nuevo hogar en vez de luchar contra ella y, tanto si te has mudado permanentemente como temporalmente, aprovecha la experiencia para aprender y crecer, abriendo tu mente a otras formas de vivir.