
Caribe Colombiano. Unsplash
Es el mismo Caribe colombiano. Son las mismas playas, unas más atrevidas con olas fuertes y otras más turquesas y contenidas. Allí están esas palmeras torcidas frente al océano. Aparecen las sillas y los toldos azules de la orilla para escapar del sol picante del mediodía. Es el plan de descanso saleroso de la costa: a veces se divisa un vendedor ambulante que vocea “ceviche fresco” o “butifarra”, al compás de una champeta o de un vallenato de los de ahora. Y a unos metros hay un grupo de turistas en traje de baño riendo a carcajadas. Seguir leyendo