La implementación de los acuerdos con las FARC y nuevos diálogos con grupos armados vuelven al centro de atención de la política colombiana en la era Petro.
Colombia vuelve a hablar de paz. En su primera visita como presidente electo a un alto tribunal, Gustavo Petro, quien se posesiona el próximo domingo, asistió la tarde del viernes a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), considerada la columna vertebral de los acuerdos firmados con la extinta guerrilla de las FARC. Aunque la discreta reunión con los magistrados del sistema de justicia transicional se desarrolló a puerta cerrada, el peso simbólico era innegable. “Su propósito de asegurar en Colombia la paz total no solo es un loable designio, sino un mandato constitucional y un presupuesto básico de convivencia”, le dijo durante el encuentro el presidente de la JEP, el magistrado Eduardo Cifuentes. Después de un paréntesis durante el gobierno de Iván Duque, la discusión sobre las negociaciones de paz, y la posibilidad de nuevos diálogos, vuelve a instalarse en el país. Seguir leyendo
El Embajador de la Unión Europea en Colombia, Gilles Bertrand y el Embajador de España, Joaquín María de Aristegui, visitaron la costa pacífica nariñense para conocer los avances de las apuestas del Equipo Europa a través del Fondo Europeo para la Paz y de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo AECID, como apoyo a los territorios que hacen parte de los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial, PDET. Seguir leyendo
Pedro Sánchez, Presidente de España e Iván Duque, Presidente de Colombia. Foto: Presidencia de Colombia
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha regresado este sábado de su gira iberoamericana satisfecho de haber recuperado presencia en América Latina, visitando países que hacía años que no pisaba un jefe del Ejecutivo español.
El avión de la Fuerza Aérea Española que trasladaba a Sánchez y su delegación ha aterrizado en la base militar de Torrejón de Ardoz (Madrid) a las 08.12 horas. Durante el vuelo de regreso, el presidente ha compartido con la prensa que le acompañaba una serie de impresiones sobre su gira por Chile, Bolivia, Colombia y Ecuador.
Sánchez destaca en primer lugar la necesidad de que España regresara y estuviera más presente en países que hacía más de una década que no visitaba un presidente del Gobierno español. El caso más notorio lo constituye Bolivia, donde se cumplían 20 años de la última visita. Seguir leyendo
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha regresado este sábado de su gira iberoamericana satisfecho de haber recuperado presencia en América Latina, visitando países que hacía años que no pisaba un jefe del Ejecutivo español.
Así se pronunció el jefe del Ejecutivo, en una entrevista en Caracol Televisión Colombia recogida por Servimedia, en el marco de la gira que está realizando por América Latina.
Sánchez se encuentra en Colombia, tercer país que visita en su gira por América Latina, donde se reunirá con el presidente de ese país, Iván Duque, quien asumió el cargo el pasado 7 de agosto tras vencer unas elecciones en las que se comprometió a retocar los acuerdos de paz con las FARC. Seguir leyendo
De izq a der. los periodistas colombianos: Darío Arizmendi, María Jimena Duzán, Martha Ortiz, Claudia Gurisatti y Juan Carlos Iragorri
Por: Soraya Carvajal B.
Cuatro de los más influyentes periodistas colombianos analizaron la situación actual del país en la jornada “Actualidad Política en Colombia”, celebrada en el marco del I programa de Líderes Colombia, organizado por la Fundación Consejo España Colombia, en la Casa de América, en Madrid.
En el evento, los comunicadores expresaron que, aun cuando faltan más de tres meses para la primera vuelta de las elecciones presidenciales, las encuestas que vienen realizando los diferentes medios empiezan a mostrar algunas tendencias entre las que destacan: un alto porcentaje de voto en blanco, que expresaría la indecisión de gran parte del electorado; la desconfianza y el rechazo hacia la clase política tradicional colombiana, el surgimiento con fuerza de nuevas opciones políticas, como Gustavo Petro (izquierda) y Sergio Fajardo (Coalición de centro-izquierda), entre otros aspectos.
Darío Arizmendi, director del programa 6AM de Caracol (Grupo Prisa), cuestionó la fiabilidad de las encuestas, al asegurar que todos los sondeos que se realizaron antes del plebiscito para aprobar los Acuerdos de Paz con las Farc, se equivocaron, pues aseguraban que ganaría la opción del Sí y finalmente ganó el No.
Para Arizmendi la clave está en que el colombiano es “prevenido, desconfiado, tiene la malicia indígena y no dice siempre la verdad, porque le da miedo, porque tenemos una larga historia de violencia, entonces mucha gente dice lo contrario a lo que está pensando realmente”.
El periodista consideró que en el próximo proceso electoral será decisivo el papel que pueda jugar la problemática de Colombia con Venezuela, pues recordó que el presidente Maduro, “en una estrategia perfectamente calculada” convocó elecciones para el 22 de abril. Además, miles de venezolanos están entrando diariamente al país, creando un problema enorme, “porque si Colombia no tiene la infraestructura en educación, salud y vivienda para atender las necesidades de los propios colombianos, menos la va a tener para atender lo que se está presentando en la frontera común, una frontera de 2550 km, con unas condiciones muy complejas, una zona susceptible al contrabando, paramilitarismo, al tráfico y a los grupos al margen de la ley, de lado y lado”.
Arizmendi recordó que en Venezuela viven 5 millones de colombianos que están regresando al país, además, se calcula que 500 mil venezolanos pueden haber ingresado a territorio colombiano y, aunque se dirijan a Ecuador, Perú o Chile, sí hacen tránsito por Colombia.
Para este comunicador, lo que dicen las encuestas es que la corrupción, el mal gobierno, las malas prácticas y la falta de un liderazgo confiable están ocasionando que los colombianos ya no crean en el sistema tradicional, en los gobiernos o en los líderes políticos.
En su opinión, además, las elecciones que se avecinan van a estar marcadas más que por lo rural, por lo urbano, pues “Colombia es un país de ciudades”. Sin embargo, aseguró que la verdadera encuesta para las presidenciales, será el 11 de marzo, día en que se elige el nuevo Congreso de Colombia, y se medirá el poder político específico de los distintos aspirantes a la presidencia.
Arizmendi considera que la presidencia colombiana se definirá entre los candidatos, Gustavo Petro, Sergio Fajardo, Germán Vargas Lleras y el aspirante que salga elegido entre de la coalición entre el Uribismo y el Pastranismo (Martha Lucía Ramírez o Iván Duque), pero cree que, aunque en la primera vuelta presidencial pudiese haber un voto finish, en caso de pasar Petro a la segunda vuelta, el resto de aspirantes se unirán en favor del candidato oponente.
“Lo que dicen las encuestas es que la corrupción, el mal gobierno, las malas prácticas y la falta de un liderazgo confiable están ocasionando que los colombianos ya no crean en el sistema tradicional, en los gobiernos o en los líderes políticos”
María Jimena Duzán, por su parte, afirmó que, aunque las encuestas no siempre dicen la verdad, son una foto de un momento específico. En su opinión es destacable que, aunque se suponía que estas elecciones iban a ser una reedición del plebiscito, “la pelea entre el Sí y el No, es decir, entre los Uribistas y Humberto de la Calle, como defensor del proceso de Paz, ninguna de estas dos opciones destaca especialmente en las encuestas.
Para Duzán en Colombia hay nuevos ciudadanos y nuevos poderes y, en su opinión, el cambio se expresa en que la mayoría de la gente se ha cansado de la dicotomía entre Sí y el No, y “el acuerdo de Paz, pese a todos sus problemas, ha producido una nueva agenda que plantea reformas que tienen que ver con el agro, con lo pensional, con muchos temas que se han quedado atrasados, (…) por eso están funcionando Gustavo Petro y Sergio Fajardo”.
La analista política considera que el éxito del discurso de Petro obedece a que el candidato de Colombia Humana ha hecho propio el tema de las reformas que el gobierno de Juan Manuel Santos no pudo hacer, dada la poca maniobrabilidad que tenía en el Congreso, y que quedarán en manos del gobierno siguiente.
“Santos deja un 20% del acuerdo (de Paz) hecho y el otro 80%, que son las reformas del Estado que desde hace 80 años estamos intentando hacer, las deja al próximo presidente (…) parece así que el tema de debate es quién quiere reformas y quién no”, agregó.
Al ser preguntada sobre el papel que el “castrochavismo” (término acuñado por sectores de la derecha colombiana para atacar a los rivales políticos) pudiese jugar en Colombia, la columnista de la Revista Semana, señaló que esa fue una fake news, que funcionó para el plebiscito, pero destacó que “el voto religioso, el voto cristiano fue el que le dio el triunfo a la opción del No, porque fueron votos de opinión y sin la participación de la iglesia católica y las iglesias evangélicas no hubiese ganado el No”.
Sin embargo, Duzán considera que, al elector colombiano del común, no le importa, no le toca el castrochavismo, sino los problemas que tiene a diario. Por eso, desde su perspectiva, lo realmente importante es la capacidad del gobierno y del Estado colombiano para acometer las reformas sociales necesarias para el país.
“Desde la órbita Uribista estas son reformas “castrochavistas” y desde la órbita de Fajardo y Petro son reformas que necesita el Estado, son reformas modernas, que van a sacar al país del siglo XIX al siglo XX y para así poder llegar al siglo XXI en términos de desarrollo sobre todo rural. Pero si el próximo gobierno, el que sea, no acomete esas reformas necesarias, yo sí creo que la posibilidad de que una persona como Petro llegue al poder es muy alta en un futuro”.
Por su parte, Martha Ortiz, directora del periódico El Colombiano, afirmó que a nivel global la política cambió, pero que lamentablemente, muchos políticos no se han dado cuenta de eso. “En el caso de Colombia que es un país de un tamaño considerable, el Estado ha estado ausente en muchas partes del territorio y eso ha traído una cantidad de conflictos en le país, una cantidad de realidades y una deuda estructural que nos ha traído hasta acá”.
Ortiz considera que Colombia está mejor que hace diez años, pero sigue teniendo importantes deudas, pues la clase política ha hecho muchas promesas que no se ha cumplido y por eso, en la zona rural, a la gente no le importa mucho quien gane las elecciones.
La periodista aseguró además que “Humberto de la Calle, que parecía un candidato fuerte nunca despegó, Rodrigo Londoño (Timochenko), el candidato de las Farc, nunca despegó, pues la gente no considera que tenga los valores éticos y el conocimiento económico y político que el país necesita, además de eso en las encuestas aparece con un positivo muy bajo y un negativo muy fuerte”.
Ortiz también señaló que, en su opinión, la presidencia se dirimirá entre Fajardo, el candidato que salga de la coalición de Uribe-Pastrana, Petro y Vargas Lleras, aclarando que; en las encuestas, estos dos últimos tienen un positivo muy alto y un negativo muy alto, lo que en una posible segunda vuelta se traduciría en que “Petro uniría a toda la oposición”.
La periodista considera que en Colombia el descrédito de la clase política tiene a la gente protestando y cree que la política debería profesionalizarse. Pero también señaló que el país siempre le sorprende a la hora de votar porque “las maquinarias políticas existen, especialmente en las zonas rurales”.
Claudia Gurisatti, directora del Sistema Informativo RCN, expresó que el ciudadano colombiano está muy preocupado por temas de su vida cotidiana y por la corrupción, pues los escándalos recientes generan mucha indignación. Indicó que otro aspecto que preocupa a los colombianos es el tema de la salud, porque, aunque el Estado ha logrado ampliar la cobertura, “siendo Colombia hoy uno de los países con mejores niveles de cobertura en América Latina, esa cobertura no se corresponde con los índices de la calidad en la atención y hay muchas demoras para acceder a especialistas, a cirugías, etc.”
Gurisatti aseguró también que otro factor que preocupa a los colombianos es la inseguridad ciudadana, que ha crecido en los últimos meses y, aunque los homicidios han disminuido, “este problema es real” y no percepción como argumentan algunas veces las autoridades.
Para la directora de Informativos RCN, sí hay un efecto aglutinador de los candidatos y de sus posibles alianzas alrededor del tema del Plebiscito pasado, “porque ese es un tema que los colombianos tenemos metido en el alma, aún es muy reciente y porque durante los diálogos del proceso de paz, se generó una división, una polarización muy contundente, unas agresiones mutuas en lo verbal y estigmatizaciones muy profundas, y eso la gente sí lo vive, lo siente, eso existe y el debate está en la calle.(…) Además, el tema de la impunidad hasta ahora es una realidad y genera mucha indignación entre el colombiano del común, esperemos que la Justicia Especial para la Paz comience a funcionar con fuerza y el tema de la impunidad sea superado”, agregó.
Gurisatti también coincidió en que, ante las encuestas, mucha gente no dice lo que verdaderamente está pensando y cree que sigue ganando el voto en blanco porque hay mucha oferta de candidatos y la gente aún no lo tiene claro.
¿Castrochavismo, populismo o izquierda auténtica?
Para María Jimena Duzán uno de los problemas de la polarización es que todos los argumentos se vuelven insensatos. “Decir que el presidente Juan Manuel Santos es castrochavista es el chiste más grande que hay y una franja del Uribismo lo afirma (…), pero precisamente esos son los debates que la gente ya no quiere en Colombia”.
La politóloga afirmó que para explicar el fenómeno del auge de Petro hay que tener en cuenta que Colombia no está acostumbrada a tener candidatos de izquierda, lo que, en su opinión, era “una anomalía”.
“Nosotros hemos vivido 50 años de una guerra en la que izquierdista era casi peor que ser castrochavista, era una cosa impensable (…) Entonces, es un síntoma positivo, de que el país está cambiando, de que no nos estamos matando por ser de un color o de otro. Es un síntoma de que algo de ese acuerdo (de Paz), que tanto nos ha costado, se ha ido decantando en la parte de quitarle un arma a esta sociedad tan polarizada…Sin embargo los medios seguimos en la polarización, aunque la gente no la quiere más”.
Duzán considera que, para la democracia colombiana, es positivo que un candidato de izquierda esté destacando en las encuestas. “Es un símbolo de madurez política del país, significa que hemos ido madurando en las instituciones”, pero también afirmó que ve un problema en el hecho de que los partidos políticos tradicionales estén desapareciendo, mientras que los nuevos aún se están creando.
La politóloga desestimó además los señalamientos a Gustavo Petro como “castrochavista”, pues en su opinión, es el primer candidato de izquierda fuerte, en los últimos 30 años y además eso coincide con el Acuerdo de Paz.
Al ser preguntada sobre si el “castrochavismo” podría llegar a Colombia, Duzán se refirió a una conversación sostenida con el general Jorge Enrique Mora, quien estuvo en la mesa de negociaciones del Acuerdo de Paz con las Farc, en La Habana, y que, en su concepto, refleja el temor que tienen muchas de las élites colombianas. “El general Mora me dijo ‘no tengo duda de que este proceso de Paz va a funcionar, pero el temor que tengo es que de aquí a diez años nos toque a nosotros, al Ejército Colombiano, defender un sistema corrupto, con unos partidos corruptos y ver como la izquierda se une y llega al poder, no con Timochenko, pero probablemente con una persona como Petro’. Esa es una lectura que creo que es correcta y estoy de acuerdo con ella”, aseguró.
Por eso, en su opinión, lo preocupante es que los grandes partidos políticos no tengan un discurso reformista, porque el país durante 50 o 60 años no ha hecho las reformas que se deberían hacer, y hay una parte del acuerdo que no tiene nada que ver con las Farc, que sí está calando en la sociedad y eso se ve en las encuestas.
Darío Arizmendi, por su parte, aseguró que no quiere para Colombia un modelo de izquierda similar a la venezolana y afirmó que toma partido comprometido y abiertamente en ese sentido. En su opinión, la sociedad colombiana ha progresado, como lo expresan los índices de desarrollo económico y social, la pobreza extrema se ha reducido de manera notable, el país está cambiando con la infraestructura de vías de cuarta generación, ha mejorado el nivel de educación y la cobertura en salud alcanza al 98% de la población, así la calidad sea cuestionable.
“Con 50 millones de habitantes, que no es despreciable como mercado, con una clase media creciente, con un 68% de la población que tiene menos de 25 años y tiene avidez, ganas de progresar, talento, entonces tengo la sensación de que estamos partiendo de una Colombia distinta (…) No es la Colombia antigua, empobrecida, con una clase dominante, (es un país con) una empresa privada que se respeta, una seguridad jurídica y unas reglas de juego”, dijo.
En opinión de Arizmendi Colombia está en mora de hacer una reforma pensional, una tributaria menos gravosa para la inversión nacional y extranjera, pues cuatro reformas tributarias como las hechas en la actual administración, “no las aguanta nadie”. “Pero tengo la sensación de que estamos en una Colombia mejor, muy distinta, lo que se está haciendo en materia de pequeñas y medianas empresas es positivo. Yo soy un optimista irremediable y estoy seguro de que ni Petro ni ninguna persona de extrema izquierda llegará al poder en Colombia y Dios quiera que no esté equivocado”, aseguró.
“Si los políticos tradicionales no hacen lo que tienen que hacer, en términos de reformas estructurales, si no desarrollan el campo, la salud, todos los temas que conectan la Colombia rural y urbana, las posibilidades de que el populismo suba al poder en Colombia son muchas”
Para Martha Ortiz, Directora de El Colombiano, en el país se está imponiendo una tendencia que privilegia los estereotipos y estigmas a la hora de hacer política. En su opinión, además, tanto el presidente Santos como el expresidente Uribe fueron responsables de la forma como se manejó todo lo referente al plebiscito, “porque nosotros no estábamos firmando un Acuerdo de Paz, sino un acuerdo con las Farc, hay otra serie de situaciones en Colombia por las cuales los acuerdos están aún pendientes, pero en este caso todo se volvió una estrategia (en uno u otro lado) que contribuyó a estigmatizar a todo el mundo”
Para Ortiz el aspirante a la presidencia Gustavo Petro “empieza a polarizar, pero la estigmatización está a ambos lados”. En su opinión, el país está mejor y es importante la diversidad, “pero no me parece sensato que un candidato esté proponiendo una lucha de clases”.
Claudia Gurisatti a su vez, advirtió que, en su opinión, cualquier país es susceptible de caer en el populismo de derecha o izquierda, y que Colombia no es la excepción. Esta comunicadora también considera que la crisis que vive Venezuela jugará un papel importante en las elecciones colombianas, pues es una situación que los colombianos perciben cada día, especialmente quienes viven en la frontera, con cientos de venezolanos durmiendo en espacios públicos y las autoridades del país pidiendo asesoría para manejar la gestión humanitaria.
“El 80% de los colombianos quieren ayudar a los venezolanos “temporalmente”, pero sin darles un estatus (de residencia) permanente porque eso asusta mucho, porque las condiciones nuestras son bastante ajustadas como para ver que hay (recursos) para todo el mundo. Al tener tan de cerca esta situación creo que sí hay un temor o prevención”, agregó.
La directora de información de RCN desestimó el uso del término “castrochavismo” y manifestó que no está de acuerdo en que se utilice para estigmatizar a quien piensa direferente, pero sí se refirió al populismo como una amenaza en cualquier latitud. “¿Si llegó a Estados Unidos por qué no nos puede pasar a nosotros? (…) Lo peor que puede hacer una sociedad es pensar que el populismo no le va a llegar nunca, y si no nos organizamos como tejido social, no estaremos preparados para hacer que el populismo no llegue …más cuando hay una clase política tan deteriorada, tan cuestionada”.
Finalmente, Duzán insistió en que, “si los políticos tradicionales no hacen lo que tienen que hacer, en términos de reformas estructurales, si no desarrollan el campo, la salud, todos los temas que conectan la Colombia rural y urbana, las posibilidades de que el populismo suba al poder en un futuro en Colombia son muchas y creo que ese es el gran desafío y en eso sí debemos de estar muy atentos”.
Getty. Más que ninguna otra ciudad de Colombia, Medellín ha experimentado una notable transformación en los últimos 30 años.
Artículo tomado de Condé Nast Traveler, versión original en inglés. Traducción: Esconexion
Por: Sebastian Modak
Luego de un histórico acuerdo de paz, Colombia ahora trabaja para deshacerse de una reputación reforzada por décadas de prensa negativa.
En 2008, la junta de turismo de Colombia lanzó una serie de comerciales promocionando las maravillas naturales y culturales del país. En ellos, los visitantes y lugareños, con acentos específicos de las regiones de todo el país, hablan con entusiasmo acerca de la hospitalidad y el clima, a medida que se desarrolla un montaje de océanos, selvas y centros urbanos bulliciosos. Cada uno de los comerciales cierra con un hombre que dice con una sonrisa, “El riesgo es que te quieras quedar “.
En ese momento, en los últimos momentos de un conflicto civil que se remonta a por lo menos 50 años atrás, el juego de Colombia sobre el riesgo -esta autoconciencia- era quizás necesario. Muchos extranjeros desconfiaban entonces del país como destino turístico, y las imágenes de ciudadanos sonrientes, improvisadas fiestas de salsa en la calle y playas prístinas estaban en desacuerdo con los campos de coca y las bolsas de cadáveres que se mostraban en las noticias nocturnas.
Creciendo en el comienzo de los años 90, le diría a la gente de mi herencia colombiana, sólo para recibir una referencia guiñada a la cocaína como respuesta, sin importar dónde estuviera en el mundo -Indonesia, Botswana, India, Estados Unidos. Debido a la forma en que Colombia y el narcotráfico fueron de la mano en la pantalla grande, era una broma supuestamente divertida – de hecho, todavía es una asociación perpetuada hoy en día (ver: Narcos de Netflix). Sin embargo, es una broma a la que mis familiares y yo -que, en gran parte, abandonamos el país en los años setenta y ochenta debido a la violencia política y relacionada con las drogas- no encontramos nada gracioso.
Al crecer, mis abuelos hablaron de Medellín, su ciudad natal, con el tono sepia de algo perdido hace mucho tiempo. Durante la mayor parte de mi infancia, sólo visité esporádicamente, constantemente consciente de que había partes fuera de los límites, incluso para nosotros, debido a la violencia impredecible pero generalizada que consumía regiones enteras. No estoy solo: cada colombiano que he conocido, ya sea en el país o en el extranjero, sin importar el trasfondo político y socio-económico, está unido por haber experimentado la violencia en alguna forma. Necesito dos manos para contar el número de mis familiares que han sido secuestrados o directamente afectados por el conflicto en Colombia.
A partir de la década de 1960, una red letal de guerrillas marxistas armadas como las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) y el ELN (Ejército de Liberación Nacional), grupos paramilitares de derecha y cárteles de droga que rivalizaban con el gobierno en el poder y la influencia, convirtieron a Colombia en uno de los lugares más violentos del planeta. En total, se cree que la guerra -la más larga del mundo- se cobró 220.000 vidas entre 1958 y 2013, y desarraigó a unos siete millones de personas, convirtiendo a Colombia en el país con más desplazados internos del mundo. Una guerra de drogas profundamente entrelazada se desarrolló en paralelo: Medellín, hogar del cártel de Pablo Escobar, fue la más duramente golpeada. En 1991, con Escobar en el apogeo de su poder, la tasa de homicidios en Medellín alcanzó 375 asesinatos por cada 100.000 habitantes al año, es decir, cerca de tres veces la tasa de homicidios más alta de hoy en día por ciudad, encontrada en Caracas, Venezuela. (Hoy, esa cifra se sitúa en 21 homicidios por cada 100.000 personas, o aproximadamente en la de Cincinnati, Ohio.)
Durante gran parte de la historia moderna, los turistas que buscaban ver Sudamérica optaron por caminar por los Andes ecuatorianos o, incluso en un momento dado, visitar las playas de una Venezuela ahora profundamente turbulenta. Pero hoy, a pesar de los desafíos que aún persisten en cualquier sociedad postconflicto, Colombia ha cambiado dramáticamente, si bien de manera gradual, gracias a que el conflicto en curso ha sido empujado a regiones más remotas del país por las fuerzas gubernamentales y por las innovaciones en materia de seguridad e infraestructura realizadas en las ciudades de todo el país. Medellín -que una vez fue apodada la “capital mundial del asesinato” – ha coleccionado galardones que incluyen la Ciudad más innovadora del mundo y el “Silicon Valley de América del Sur”, autopistas interurbanas, otrora vacías aparte de algún convoy militar ocasional, ahora transportan a colombianos y turistas por igual al campo a fincas rurales y ranchos ganaderos que habían estado casi abandonados por décadas.
Getty. El enfoque en la sostenibilidad y la conservación significa que el país está bien posicionado para convertirse en un centro de ecoturismo.
Con la excepción de Cartagena, que escapó en gran medida a la violencia y cuyo casco antiguo ha sido un importante atractivo turístico durante décadas, el turismo no empezó en serio hasta principios de los años 2000. Boris Seckovic, cofundador de Amakuna, una agencia de viajes boutique de Colombia, viajó por primera vez a Colombia en 2006 y, aunque se enamoró del país, también notó que faltaba infraestructura turística. En Medellín, cuando llegué por primera vez, había tres albergues “, cuenta a Traveler. Hoy en día hay más de 500. De esta manera, al igual que en otros destinos de todo el mundo, el mochilero abrió el camino al turismo. Richard McColl, un periodista colombiano que llegó al país por primera vez en 1998, está de acuerdo: “Supongo que una saturación de turismo “gentrificador” en Ecuador y Perú al mismo tiempo hizo que Colombia fuera más atractiva para los viajeros aventureros”, dice.
Seckovic dice que a medida que el país se ha vuelto más seguro en general, a medida que el conflicto civil ha ido disminuyendo en intensidad, ha podido enviar gente a lugares más allá del turismo de los Cuatro Grandes de Colombia -Cartagena, Bogotá, Medellín y el “Triángulo del Café”, donde se cultiva la mayor parte de la famosa exportación del país. En todas partes, desde la costa del Pacífico hasta el famoso río de múltiples colores del Caño Cristales, dice que sus clientes reportan que, a diferencia de algunos destinos más frecuentados, las personas que trabajan en la industria hotelera no están hastiadas por el turismo excesivo. Son extremadamente acogedores y están ansiosos por cambiar la visión [de la gente] sobre Colombia: que Colombia no es lo que se ve en las películas de Hollywood y en los medios de comunicación estadounidenses “.
El crecimiento no es exclusivo de las operaciones de Amakuna: En general, el número de visitantes a Colombia ha crecido un asombroso 250 por ciento en los últimos diez años, de un millón de visitantes en 2006 a más de 2.5 millones en 2016. En septiembre de este año, el diario colombiano La Republica informó que el número de visitantes aumentó un 20 por ciento, en comparación con el mismo período del año pasado.
También hay muchas oportunidades, especialmente en el ecoturismo. En la densa selva amazónica, una vez fuera de los límites y controlada en gran medida por las FARC, se está empezando a desarrollar alojamiento y otras infraestructuras turísticas. Y aunque el control del gobierno no significa que los viajeros tendrán inmediatamente una larga lista de lujosos alojamientos para elegir, sí significa que las prácticas que respetan el medio ambiente y los derechos de los indígenas pueden ser puestas en marcha desde el principio. Lo bueno de que Colombia no haya sido un gran destino durante los últimos 30 años es que ahora el gobierno y el mundo están mucho más conscientes en términos de turismo sostenible “, dice Seckovic.Colombia está en un buen lugar para manejar el turismo de manera responsable, en comparación con hace 30 o 40 años “.
Y Colombia tiene mucho que proteger. El país alberga 1.826 especies de aves, la mayor parte del planeta, que escaparon a la destrucción del hábitat que vino con el desarrollo en otras partes del Amazonas. Colombia también tiene 3.500 de las 25.000 especies de orquídeas que se estima que existen en el mundo. El Santuario de Fauna y Flora Malpelo, un entorno marino protegido a 310 millas de la costa del país, ofrece uno de los mejores lugares para bucear con peces grandes del mundo. Todo esto hace que Colombia esté bien posicionada para ser líder en turismo ambientalmente sostenible, y parece estar en el camino correcto: El gobierno ha duplicado con creces el área oficialmente designada como protegida, de alrededor de 50.000 millas cuadradas en 2010, a 109.000 millas cuadradas en la actualidad.
Sin embargo, a pesar de que nuevas partes del país se abren al turismo y los viajeros ecológicos se apresuran a ser los primeros en la fila, todavía queda la pregunta de cómo Colombia superará una reputación de peligro y atraerá a menos viajeros intrépidos. Un tratado de paz de alto perfil ciertamente ayuda. Un referéndum convocado por el presidente Juan Manuel Santos sobre un acuerdo de paz que vería a las FARC deponer las armas a cambio de ciertas condiciones de amnistía fracasó por muy poco, hablando de una polarización política profundamente entrelazada con traumas históricos y pérdidas personales. Pero el gobierno de Santos y los negociadores rebeldes volvieron a la mesa de negociaciones para volver a redactar, y finalmente firmar, nuevos términos – moviendo el tratado a través del Congreso, evitando así los resultados de la votación.
Pero el hecho de que Santos recibiera el Premio Nobel de la Paz ciertamente ayuda a la reputación del país en el extranjero, duplicándose como un logro político importante (y según muchos colombianos) posiblemente la mayor victoria de la historia en las relaciones públicas. Aun así, es mucho más difícil para los colombianos olvidar el pasado que para los turistas, y vale la pena tenerlo en cuenta cuando visiten el país e interactúen con los residentes locales. Independientemente de lo que se lea en los principales titulares de las noticias, la escena política dista mucho de ser clara. Dependiendo de a quién se pregunte, el Presidente Santos es un apaciguador de voluntad débil o un pacificador que está negociando los compromisos necesarios para un futuro pacífico. Su predecesor, Álvaro Uribe, quien, después de haber sido elegido en 2002, se acercó con puño de hierro a las FARC y las empujó a los rincones más remotos del país, fue la mano dura que el país necesitaba para dominar a la insurgencia o un cómplice de las atrocidades cometidas por los grupos paramilitares de derecha, o ambas cosas.
Esto demuestra que Colombia todavía tiene trabajo por hacer. Los espectros de inestabilidad política y profunda división pesan mucho en las conciencias de la población: tras el acuerdo de paz, los ex rebeldes se están integrando a la sociedad y al tejido político del país (el ex líder de las FARC, Rodrigo “Timochenko” Londoño, anunció recientemente que se presentaría a la presidencia en 2018). La desigualdad de ingresos sigue siendo increíblemente alta, como lo demuestran los barrios de chabolas que rodean el centro brillante de Bogotá. Pero los forasteros que miran dentro, como McColl, dicen que hay más razones para tener esperanzas que ser pesimistas. Las generaciones más jóvenes y más mundanas que vienen en camino están mucho más preparadas para aceptar las diferencias en el país, mostrar más empatía y trabajar de una manera más altruista para llevar a su país adelante “, dice.
El boca a boca, un Premio Nobel de la Paz, titulares positivos y un futuro brillante en lo que respecta al turismo responsable continuarán ayudando a Colombia a recuperarse de la sombra de la violencia, pero, como lo insinuó la campaña de turismo hace nueve años, visitar Colombia es quizás el remedio más efectivo. Hemos tenido cientos de clientes, y ni uno solo ha sido decepcionado por Colombia, y eso no es necesariamente debido a nosotros “, dice Seckovic. “Colombia se vende a sí misma.”